La vida en la balanza: cómo las nuevas leyes están redefiniendo su valor

Como defensora apasionada de la vida y consciente de su valor, quiero compartir contigo algo que realmente me preocupa. ¿Has notado cómo nuestra sociedad está cambiando su manera de ver la vida? Últimamente, parece que lo que cuenta es cuánto «vale» una persona, no lo valiosa que es en sí misma. Déjame ponerte al día con algunos hechos que están cambiando nuestro mundo.

 

El Caso de Belén: Un Faro de Luz en la Oscuridad

Belén, una mujer gallega de 54 años que ha sufrido esclerosis múltiple durante 30 años, decidió solicitar la eutanasia, viéndola como única salida a su prolongado sufrimiento. Sin embargo, la historia tomó un giro inesperado cuando su madre, Carmen, intervino y se opuso a que los sanitarios la llevasen de su casa para practicarle la eutanasia. El hospital acudió entonces a un fiscal para resolver la situación. A pesar de este conflicto legal, Belén cambió de opinión y firmó un poder notarial declarando su deseo de continuar viviendo. Esta historia me tocó el corazón porque nos enseña cómo la desesperanza puede influir en decisiones críticas y cómo el apoyo y el amor de los seres queridos pueden ser fundamentales para reafirmar el deseo de vivir.

 

Una Cultura de Muerte y Utilitarismo en Ascenso

La historia de Belén no es un caso aislado, sino un reflejo de un cambio más amplio en nuestra sociedad, donde cada vez más se valora la vida por su utilidad o conveniencia. Instituciones y gobiernos están adoptando perspectivas que favorecen soluciones rápidas y baratas y que no abordan las raíces del problema como la soledad, la depresión o la falta de recursos sociales y médicos.

Un ejemplo de esto es Canadá, país en el que los planes de expansión de la eutanasia prevén incluir a personas con enfermedades mentales y adictos a drogas, Un claro ejemplo que ilustra una «pendiente resbaladiza» a la que nos podemos enfrentar más adelante aquí en España: lo que comienza como una medida para casos extremos se convierte en una práctica más generalizada, cuyo objetivo es atender otros intereses excepto el de garantizar la dignidad del ser humano.

De forma parecida, la reciente reforma de la ley del aborto en España, que simplifica el acceso al aborto, muestra una preocupante desatención hacia la protección de la vida en sus etapas iniciales. Resulta paradójico y preocupante que, según esta ley, una joven de 16 años pueda decidir sobre un aborto sin el consentimiento parental, mientras que para acciones como hacerse un tatuaje, someterse a tratamientos estéticos o realizar fotodepilación, aún requiere la aprobación de sus padres o tutores. Este contraste pone en evidencia una incongruencia alarmante en cómo valoramos y protegemos la vida en sus momentos más cruciales.

 

 

 

¿Hacia dónde nos queremos dirigir?

Nos encontramos en un punto decisivo y es importante que seamos conscientes de ello. La forma en que nuestra sociedad valora la vida está cambiando. Tenemos dos opciones: un futuro donde prevalece el utilitarismo o un camino donde se celebra y respeta cada vida por igual. Es una decisión fundamental que define quiénes somos y hacia dónde vamos.

Este no es el momento de permanecer pasivos, especialmente cuando están en juego enfoques que no valoran completamente la vida. Se mide el avance de nuestra sociedad por la forma en que cuidamos a cada persona, en especial a los más vulnerables.

Te animo a que te unas a esta causa. Tu participación es esencial, ya sea compartiendo estas ideas o involucrándote activamente como hice yo al unirme a “Apasionados por la Vida”. Hay muchos movimientos y grupos que defienden la vida y los más vulnerables. Juntos podemos marcar una diferencia significativa. ¿Te unes a nosotros?

 

Saludos.
Diego Balsera Rodríguez