La educación en la familia , la esperanza para recobrar el sentido común.

  • Categoría de la entrada:Aborto / Eutanasia
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En la sociedad actual, nos encontramos frente a una pérdida alarmante del sentido común y valores fundamentales como la generosidad, la empatía, el esfuerzo, el amor, se podrían enumerar muchos más. ¿Esforzarme?, ¿ser generoso? ¿para qué? ¿Cuál es mi beneficio?, ¿para qué sirve? Estas preguntas se están apoderando de nuestra manera de pensar, de actuar y de vivir. Entiendo que un lavavajillas que no lave platos, los lave mal, o tenga alguna tara se deseche, pero ¿no somos y valemos más las personas?

Hablando con un veterinario me comentaba de la nueva ley de hace unos meses, que no permite sacrificar/eutanasiar un animal, aunque su dueño lo pida por razones lógicas, obviamente, en cambio a una persona, que desee morir, se le ofrecen todas las facilidades, también surgen leyes, pero éstas hablan de derecho a la eutanasia. Derecho a morir. No estaremos cosificando a las personas y humanizando a los animales. Un sinsentido. 

Si viéramos a alguien a punto de lanzarse al vacío, con la intención de quitarse la vida, aunque solo fuera nuestro instinto de protección de la especie intentaríamos detenerlo y después, en calma, preguntarle por las razones que le movían a querer hacerlo, ¿Tienes dolor?, ¿estás deprimido?, ¿te sientes solo?, ¿no tienes recursos para afrontar una situación, que tal vez sea pasajera? ¿Una sociedad moderna, avanzada, plural, comprometida con las personas, donde acoge a todos no debería dar respuesta a estas cuestiones? Después de cubrir estas necesidades, podríamos volver a hablar, pero es que hemos empezado la casa por el tejado, y lo que es peor, me viene a la mente otro refrán, muerto el perro, muerta la rabia.

Por eso, el aborto y la eutanasia se han convertido en temas controvertidos que desafían nuestra comprensión de la vida, y ahí, en la manera de entender la vida es dónde la educación tiene un papel importante. En la familia, con la educación de los padres es donde los niños aprenden a valorar la importancia de cada ser humano, de cada persona, por lo que es, no por lo que aporta, o el beneficio que yo obtengo de ella. En la familia aprendemos a sonreír y también a valorar una sonrisa, aprendemos a escuchar al otro, aprendemos a cuidar al enfermo, recordando el modo en que lo hicieron con nosotros, aun sabiendo que no todo se puede curar, aprendemos a respetar a nuestros mayores, aprendemos a poner amor en lo que hacemos, en definitiva, aprendemos a amar y a ser amados, el verdadero sentido de la vida.

Anna María Giró

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